La compra de votos

lunes, febrero 22, 2010

Desde hace muchos años se ha denunciado una práctica de la clase política que se ha dado en llamar la ”compra de votos”. Es una práctica de muchísimos años y ha permeado todas las elecciones en Colombia. Absolutamente todas.

”Yo vendo el voto en todas las elecciones. Lo hago porque si sale elegido el político cocotudo, yo no gano nada porque el que recibe todos los benficios es él. Así que es mejor ganarme algo, 50, 60 mil, o más dependiendo del mercado”, dice Juan Pablo Palma, campesino del sur de Bolívar.

Esta cruda realidad es una muestra de la corrupción a la cual ha llevado la clase política tradicional al pueblo sencillo. Los políticos tradicionales -liberal y conservador- compran los votos para asegurarse un triunfo que les permitirá recuperar la ”inversión” que han hecho. Por ello la enorme pestilencia que despiden los centros de poder oligárquicos.

La inversión de los políticos tradicionales

Los políticos tradicionales consideran una ”inversión” lo gastado en las elecciones. En Colombia para aspirar a ser concejal municipal, diputado a la asamblea departamental, representante a la cámara, senador de la república, alcalde, gobernador, presidente y vicepresidente de la república, y todos los cargos de elección popular, se necesita ”plata”, bastante dinero.

Solamente las clases pudientes -terratenientes, ganaderos, empresarios, etc- pueden aspirar a ser elegidos. El dinero se derrocha en las elecciones y algunos del pueblo ”aprovechan” la ocasión de echarse unos pesos a los bolsillos.

El ”candidato” debe tener plata para pagar el local en el cual funcionará la sede de la campaña y las sedes sucursales. Debe tener dinero para pagar al personal que atiende esas sedes o como se estila en tener un grupo de personas trabajando con la promesa de un puesto de trabajo cuando ya esté elegido el ”candidato” (otra forma de comprar votos y personal que le trabaje). Muchas veces sucede que una vez elegido el ”candidato” no se acuerda de los que lo ayudaron a llegar allí, o que son tantos los compromisos que no les cumple.

El ”candidato” debe tener dinero para los recibos de luz y teléfono. También para las correrías por barrios, en los cuáles harán las actividades proselitistas. Debe tener carros y dinero para la gasolina. Dinero para la propaganda: pasacalles, afiches, cuñas radiales y de tv, etc, etc. Dineros para las camisetas, para las comidas del personal, inclusive para los ”traguitos” indispensables en toda campaña electoral.

Durante la campaña el ”candidato” se hará presente en tal barrio con X número de bolsas de cemento, o de láminas de zinc, o lo que necesite la comunidad. Hay casos en que el llamados ”capitanes” del ”candidato” le expresan que su comunidad votará por él si les consigue un cupo de profesor para la escuela de los niños que no tiene, o que les construya la escuela, o que les ponga un teléfono público, o el agua, o les pavimente una calle, o hasta que les consiga una línea de buses para que transporten a la comunidad.

Todas éstas reivindicaciones son obligación del estado, pero los partidos tradicionales han acostumbrado a las comunidades que nada de esto se logra si no se tiene ”una buena palanca”, es decir, un politiquero tradicional que se las consiga. Por ejemplo, el conocido ”político conservador” Roberto Gerlein fue denunciado en Barranquilla ofreciéndoles a una comunidad barrial cemento y láminas de zinc en las pasadas elecciones (2006).

Entonces es evidente que ningún pobre puede tener la ”aspiración” a ser candidato porque lo primero que le van a plantear las directivas de los partidos tradicionales es ”y cuánto dinero tiene?” El candidato vale por la cantidad de dinero que tiene para gastar en la campaña.

El día de las elecciones

Viene entonces el gasto del día de las elecciones. Dinero para los ”capitanes” de confianza para que negocien los votos. El ”candidato” y sus ”capitanes” andan con mochilas llenas de dinero y su ”equipo” en su casa o en la sede está al tanto de quiénes venden y van registrando y haciendo los cálculos.

El ”candidato” se mueve en la zona central y él mismo negocia votos. ”Cuánto por tu voto”. 50 mil. ”Bien, pero cuidadito me sales futata porque todos quedan registrados y así yo sé quién fue serio y quién no. Tú sabes que conmigo nadie juega”. La familia y los amigos de confianza del ”candidato” juegan su papel. Ese día también hay que repartir la propaganda, organizar a los voceadores, chicas lindas que muevan bien el trasero, en fin, todo un equipo.

Lógico que hay que organizar también la logística. Los carros y los buses. Equipo encargado de llevar las comidas para los voceadores, etc, y el consabido ”ron”. Hay personas que es tal su penuria económica que su voto lo negocian por plata, unos tamalitos para llevar a la casa, y dos botellas de ”ron”. Es increíble, pero es cierto.

Las amenazas no son en vano. Se dió el caso de un muchacho ingeniero en Aracataca que se alió con un narco-paramilitar llamado Alex Durán, le entregaron una cantidad de dinero y después de las elecciones lo asesinaron los sicarios de éste narco-paramilitar porque”no puso la votación convenida”.

La utilización de Acción Social y los subsidios

Otra forma que juega es el otorgamiento de subsidios de instituciones como Acción Social, Agro Ingreso Seguro, y otras, para comprar el voto de la persona necesitada de esos auxilios, incluso para que los inscriban en el Sisben tiene que tener un padrino político.

Los ”favorecidos” son los amigos del presidente, gobernador, senador, etc. Quienes realizan la compra-venta son miembros que tienen ”maquinaria estatal”. O como se estila que x teimpo antes de las elecciones, los directivos de esas instituciones estatales reúnen al personal bajo su mando y les dan las orientaciones: todos deben votar por Arias, por ejemplo, y deben traer 10 votos adicionales, sino ya saben qué pasa. Y qué pasa? Los echan del puesto de trabajo. Son despedidos inmisericordemente.

La compra de Registradores

Otra forma es la de comprar a los registradores del estado civil. Es la forma más segura y tranquila de comprar votos. El Registrador se encarga de ”poner a votar” a los que no votan. Incluso votan los muertos. Eso le significa al ”candidato” unos buenos millones ya que casi todo el equipo de dirección de la Registraduría ”come” del negocio. Porque o si no alguno se ”revienta” y vendrían los casos denunciados posteriormente de ”delitos electorales”.

Las armas de los narco-paramilitares

Los narco-paramilitares se conviertieron en factor de poder y por ello la gran mayoría de los políticos de los partidos tradicionales, liberal y conservador, resultaron involucrados en la mafia. Personajes como Vargas Lleras tiene su rabo de pajo, ni se diga de los Char, los Pinedo, los Jattin, los Guerra, los Vives, y un larguísimo etcétera.

Las denuncias en este sentido han sido realmente escandalosas. En El Difícil (Departamento del Magdalena) se dió el caso de que los narco-paramilitares le quitaron la cédula de ciudadanía -necesaria para votar-, a los votantes y después se las entregaron a jurados de votación para que depositaran el voto. Esta práctica de quitar la cédula a los votantes es antiquísima y la llevaban a cabo los ”gamonales” de toda las regiones, no solamente de la Costa Caribe.

Es ésta una radiografía de la ”democracia” en Colombia. Colombia el país con la ”democracia más estable de latinoamérica”, según la prapaganda del estado colombiano. Una ”democracia”” que la elige el 20% del padrón electoral ya que hay crónicamente una abstención del 60%.

UNIDAD INVESTIGATIVA
NotiColombia Press.